En un discurso ante dirigentes sociales en la surandina ciudad de Cusco, atribuyó el golpismo a un sector pequeño pero de gran poder económico que no reconoce la victoria electoral de Castillo.
Ese grupo, según dijo, se encamina a un golpe desde que el mandatario asumió el cargo y ha intentado la vacancia (destitución por el Parlamento), un juicio constitucional y la renuncia presidencial, rechazada por el gobernante.
Torres señaló que el plan golpista «va a avanzar hasta lograr que algún o algunos altos miembros de las fuerzas militares se pronuncien también por dar el golpe de Estado”.
En la conjura están involucrados grandes grupos económicos opuestos a los proyectos de ley del Ejecutivo para combatir a los monopolios, el acaparamiento y la especulación de precios.
En ese contexto, prosiguió, “el pueblo tiene derecho a la autodefensa”, por supuesto dentro del ordenamiento jurídico y manteniendo la estabilidad política.
El primer ministro llamó “a todas las fuerzas políticas y a las autoridades para que nos pongamos de acuerdo y mantengamos la democracia”.
También hoy, cinco exoficiales de las fuerzas armadas abandonaron, como rechazo a Castillo, una ceremonia oficial de conmemoración del 25 aniversario del rescate de 72 rehenes.
Los protagonistas del incidente integraron el grupo de 140 comandos de élite del Ejército y la Marina que rescataron a los rehenes de la casa del embajador japonés, secuestrados por 13 integrantes de un grupo armado, a los que dieron muerte.
Todos los excomandos asistentes, además, se mantuvieron sentados, sin ponerse de pie cuando llegó el presidente y recibió honores militares.
Por otra parte, participantes en aquella operación y decenas de oficiales retirados, junto a familiares y grupos de extrema derecha, marcharon en una zona residencial de la ciudad hasta llegar al monumento a dos militares y un civil caídos en el rescate de 1997.
Los manifestantes corearon consignas e insultos contra Castillo y uno de los exoficiales que actuaron en la citada operación habló de rescatar a la población peruana de manos del gobierno actual, al cual calificó como “filo-terrorista”.
El ministro de Defensa, José Luis Gavidia, manifestó su rechazo al desaire de los excomandos al presidente y dijo que, si bien son militares en retiro y pueden tener posiciones políticas discrepantes, deben expresarlas en otros espacios y momentos.
Negó además rotundamente aprestos golpistas de las Fuerzas Armadas y afirmó que estas defienden la constitución y la democracia.
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