Una nota de prensa de la institución reveló que desde hace 43 meses el dueño abandonó la nave IBA, de bandera panameña, y dejó a su suerte a tres tripulantes de Myanmar, India y Pakistán, quienes se encuentra en la nave, le adeudan salarios y están pendientes de la repatriación a sus respectivas naciones.
Ante la insólita situación y obligado por convenios internacionales sobre el trabajo marítimo, la AMP comunicó a los marinos que asumiría los gastos de retorno a sus naciones de origen, lo cual rechazaron los implicados.
Versiones de prensa apuntan a que la nave es propiedad de Alco Shipping Services LLC, con sede en Emiratos Árabes Unidos, frente a cuyo litoral se encuentra el tanquero después de ser arrastrado por una tormenta y encallado en la costa desde el pasado 24 de enero, cerca del puerto Umm al-Qaywayn, según la publicación especializada Boletín Marino.
Por otra parte, el informe de la AMP señaló que este domingo la nave Nissi Commander I, abanderada en Mongolia, podría zarpar desde las costas colombianas, una vez reciba el combustible para la travesía y que los nueve panameños a bordo se encuentran bien de salud, al igual que el resto de los seis tripulantes.
La institución citó los contactos del Consulado de Panamá en Barranquilla con el armador del buque quien negó las versiones de prensa de que hay falta de alimentos y agua en la embarcación, mientras que los salarios adeudados a los marinos serán pagados como corresponde.
El tanquero está varado en Colombia desde hace un mes y la local Radio Caracol informó de crisis alimentaria, escasez de agua potable y enfermedades de personas a bordo, pero las fuentes diplomáticas panameñas recibieron otra información diferente, e incluso, que un medico llevado al barco certificó que no había casos de Covid-19.
Ambas situaciones generaron un gran revuelo en la prensa especializada internacional, que los consideraron violaciones de los derechos laborales y humanos de los marinos, mientras en el caso del IBA hay amenazas de acciones judiciales.
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