El hundimiento de un barco de migrantes en la costa norte dejó saldo de ocho muertos y más de 20 desaparecidos, en tanto que la falta de quórum obligó suspender los debates sobre el proyecto de ley de Control de Capital y de confianza para el canciller Abdullah Bou Habib.
La catástrofe marítima en la septentrional ciudad de Trípoli originó en los últimos siete días manifestaciones y reclamos de los familiares de las víctimas, al culpar a las lanchas navales de provocar el naufragio del bote que transportaba a 84 personas.
A propósito del desastre, el gobierno aprobó la creación de un consejo para el desarrollo de la región norte con apoyo de organizaciones internacionales y reafirmó el compromiso de continuar las investigaciones de acuerdo con los principios judiciales y de seguridad.
De igual manera, la ausencia de diputados aplazó la sesión parlamentaria sobre el proyecto de Ley de Control de Capital, al cual los críticos consideraron que no brinda atención al plan de recuperación económica, ni protege a los depositantes.
Mientras, no avanzó el pedido de confianza para el ministro de Relaciones Exteriores y Emigrantes impulsado por el partido Fuerzas Libanesas, pues diputados de las agrupaciones “Futuro” y “Congregación Democrática” lo calificaron de populista en vísperas de los comicios del 15 de mayo.
Igualmente, el primer ministro libanés, Najib Miqati, y la Coordinadora Residente y Humanitaria de las Naciones Unidas en esta nación, Najat Rochdi, rubricaron el «Marco de Cooperación para el Desarrollo Sostenible”.
Con atención en las personas, la prosperidad y la paz, la implementación de esa ayuda comenzará a principios de 2023 y finalizará en diciembre de 2025.
Tal vez para endulzar su imagen, Francia y Arabia Saudita aportarán un fondo de apoyo al pueblo libanés de unos 30 millones de dólares con el objetivo desarrollar los sectores alimentario, de salud, educación, energía y agua.
Durante una intervención ante el Consejo Superior de Defensa, el presidente de la República, Michel Aoun, pidió seguridad y cooperación de los observadores internacionales de cara a las elecciones parlamentarias del próximo 15 de mayo.
Con ocho de cada 10 personas por debajo del umbral de la pobreza, los libaneses asumen con escepticismo las elecciones parlamentarias de mayo venidero, porque no esperan que de ellas surja un gobierno capaz de impulsar la recuperación económica.
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