‘Advierto al Ministerio de Finanzas y al Banco Central (Banque du Liban) que no pueden impedir la tarea de la firma estadounidense Álvarez & Marsal’, dijo.
En nombre del pueblo libanés, subrayó, los hago responsables si obstaculizan esa investigación que determinará el destino de miles de millones de dólares.
La gerencia del Banco Central confirmó la entrega de documentos solicitados por la consultora asediada en Nueva York para cumplir con su misión.
Sin embargo, hubo cuestionamientos sobre la integridad de ese reporte que solo proporcionó 42 por ciento de la información necesaria para una auditoría forense.
El 21 de diciembre, el Parlamento aprobó una ley para suspender durante un año el secreto bancario, uno de los pretextos argüidos por el Banco Central para negarse a entregar documentación.
Donantes e inversores del exterior demandan esa investigación con métodos de criminalística para conocer adonde pararon los más de 95 mil millones que adeuda el país con costas al mar Mediterráneo oriental.
Equivalente a más de 170 por ciento del producto interno bruto, esa cifra hubiera resuelto temas pendientes como la escasez de generación energética o la dependencia en más de 70 por ciento del sector externo, pero el país sigue igual o peor.
La percepción popular, un medidor casi infalible, estima que ese monto fue a parar a los bolsillos y cuentas bancarias de la elite política gobernante.
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