La Guardia Costera y la Fuerza de Autodefensa Marítima incursionan en la zona del naufragio con la esperanza de encontrar personas que pudieron quedar atrapadas dentro de la embarcación.
Las rápidas corrientes y la escasa visibilidad en el lugar obstaculizan el trabajo de las cámaras submarinas operadas remotamente que intentan acceder al Kazu 1.
Además, los buzos guardacostas no pueden llegar hasta la nave que yace a unos 120 metros de profundidad sobre el lecho marino, cerca de las cataras de Kashuni.
Ante el inconveniente, la guardia costera contrató a una empresa privada especializada en el buceo de saturación, capaz de realizar inmersiones más profundas en el mar.
La firma Nippon Salvage utilizará un sumergible no tripulado para inspeccionar los alrededores del barco, adelantó la cadena de noticias NHK.
Las operaciones de rescate y salvamento involucran a 12 transportes marítimos y siete aéreos.
Por otro lado, el Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo estudia cómo levantar el casco del buque, aunque advirtió que esa labor es costosa y esperaba la cooperación de la operadora del Kazu 1, Shiretoko Pleasure Cruise.
Mientras, las autorizadas prosiguen con la investigación sobre las causas del siniestro, que provocó la muerte de 14 personas y otras 12 continúan desaparecidas.
El centro de la pesquisa es la firma propietaria del barco y su presidente, Seiichi Katsurada, sobre quien pesan acusaciones de negligencia profesional.
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