Al recibir a una delegación de las familias de las víctimas y sobrevivientes, la autoridad militar destacó que la investigación del trágico incidente se completará con total transparencia e imparcialidad.
El general aseguró que el Ejército no detendrá las labores de rescate de los cuerpos de los ciudadanos perdidos en el mar y pidió a los familiares tener confianza en la institución armada.
Aoun subrayó que la jefatura envío información y documentos a países amigos con la capacidad de recuperar la embarcación para apoyar en la operación.
La delegación expuso su aflicción por la pérdida de los seres queridos, al tiempo que señalaron a las asfixiantes condiciones como el impulso para huir del país por la costa.
Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, el bote del accidente transportaba al menos 84 ciudadanos, de los cuales ocho fallecieron y más de una veintena están desaparecidos.
El incidente ocurrió por una mala maniobra de las lanchas militares que, en un intento por impedir la operación ilegal, embistieron el barco de migrantes.
La tragedia provocó protestas y bloqueos de carreteras que mantiene en tensión a la ciudad portuaria de Trípoli, la más empobrecida del Líbano tras el impacto de la peor crisis económica y financiera después de la guerra civil de 1975-1990.
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