La policía local confirmó que Payton Gendron, un joven blanco de 18 años, se acercó a la tienda en un vecindario predominantemente negro, abrió fuego contra los compradores y empleados y disparó a 13 personas, incluido un guardia de seguridad.
Un total de 11 de las 13 personas baleadas eran negras, y la masacre terminó cuando Gendron se entregó a los agentes del orden, precisó el comisionado de policía de Buffalo, Joseph Gramaglia.
El autor del crimen -explicó Gramaglia- estaba fuertemente armado y vestía equipo táctico, usó una cámara para transmitir en vivo el ataque a través de las plataforma Twitch y disparó primero en el estacionamiento antes de ingresar a la tienda.
Por sus acciones fue acusado de asesinato en primer grado y detenido sin derecho a fianza mientras investigan el caso como un crimen de odio y un caso de extremismo violento por motivos raciales, de acuerdo con Stephen Belongia, oficial del Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Luego del hecho, que acapara este domingo las portadas de los principales medios nacionales, el presidente Joe Biden llamó en un comunciado a poner fin al «terrorismo doméstico alimentado por el odio», actos que calificó como “antitéticos” a los valores estadounidenses.
Cualquier acto de terrorismo doméstico, incluido un acto perpetrado en nombre de una repugnante ideología nacionalista blanca, es la antítesis de todo lo que representamos en Estados Unidos. El odio no debe tener puerto seguro, escribió el mandatario.
La cantidad de muertos por armas de fuego en Estados Unidos asciende en lo que va de año a casi 16 mil personas y los tiroteos masivos a 198, indican datos de la organización Gun Violence Archive.
Los numerosos hechos de ese tipo ocurridos en todo el país reavivaron recientemente el debate sobre las medidas de control de armas en una nación donde las muertes por esos artefactos superan a las provocadas por accidentes automovilísticos.
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