Decenas de vehículos con hombres armados arribaron a esta capital mientras coreaban consignas contra Dbeibeh, destacaron numerosos medios de prensa como el portal Al Ain y el diario Libya Observer.
Las fuentes precisaron que los combatientes estaban afiliados a las fuerzas del general Osama Juwaili, hasta hace poco comandante de la zona militar occidental.
Juwaili fue destituido tras reconocer este mes al primer ministro nombrado por el Parlamento libio, Fathi Bashagha, quien disputa el poder a Dbeideh.
En respuesta, la Fuerza de Protección de la Constitución, que respaldan a este último, movilizó sus unidades en el sur y el oeste de Trípoli, al igual que las milicias de las ciudades de Al-Zawiya y Misrata.
La tensión escaló la pasada semana tras el intento de Bashagha de ingresar y ocupar la ciudad, lo cual desató combates que lo obligaron a él y a sus acompañantes a retirarse.
La disputa entre Dbeibeh y Bashagha tiene como telón de fondo la fractura entre el este y el oeste de Libia.
El primero controla la capital y las zonas occidentales, mientras el segundo tiene como base las zonas orientales, en especial la ciudad de Tobruk, sede del parlamento.
Tras un año de relativa calma, el temor a un nuevo brote de violencia aumentó desde principios de febrero, cuando el legislativo nombró a Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Dbeibeh.
Al justificar su decisión, el hemiciclo afirmó que el mandato de este último expiró el 24 el diciembre último, fecha escogida en un principio para celebrar las elecciones presidenciales, pero luego retrasadas indefinidamente por varios problemas.
Dbeibeh rechazó esa tesis y aseguró que el Parlamento no tiene potestad para elegir a su sucesor, quien debe emanar de las urnas.
Esta nación vive una espiral de violencia desde el derrocamiento de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, entre ellos, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
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