El director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven C. McCraw, reconoció hoy ante la prensa la demora de los agentes para responder a los disparos en el centro educativo Robb, de la localidad de Uvalde, mientras los alumnos llamaban incesantemente al 911 (Emergencias).
La mayor parte del tiempo que estuvo en la escuela el responsable del crimen, un joven de 18 años identificado como Salvador Ramos, se mantuvo en el salón de clases donde mató a la mayoría de sus víctimas y entretanto 19 policías esperaron en el pasillo sin intervenir, explicó McCraw.
Ellos creían que el tirador se había atrincherado y “no había niños en riesgo”, pero ahora podemos afirmar que “no fue la decisión correcta”, lamentó el funcionario.
Dijo que los oficiales recuperaron 142 balas dentro de la escuela que pertenecen al rifle AR-15 de Ramos, así como casi dos docenas más en otros espacios de la institución
Vídeos compartidos en las redes sociales muestran a una multitud reunida en el exterior de la escuela instando a los agentes fuertemente armados a que entraran en el edificio y frenaran la masacre cuando el joven aún disparaba a los estudiantes.
Al ser ignoradas sus peticiones, algunas personas se ofrecieron a entrar, pero tampoco lo permitieron y los familiares de las víctimas están indignados.
La masacre ocurrida el pasado martes en Texas es considerado uno de los más letales ataques en centros escolares del país en la última década y a raíz de la tragedia se intensificó el debate sobre la normas de portabilidad de armas.
Los legisladores, y en particular los republicanos, se niegan a limitar el acceso a los armamentos, al tiempo que la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés) presiona para rechazar cualquier cambio.
Este viernes, entre protestas, se realiza en la ciudad de Houston (Texas) la convención anual de la NRA en la cual se espera más tarde la participación del expresidente Donald Trump (2017-2021) y otros políticos como el gobernador tejano, Greg Abbott, y el senador Ted Cruz.
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