De acuerdo con un informe preliminar del Banco de Japón (BOJ), el índice de precios al productor fue de 112,8 sobre una media de 100 en 2020, el más elevado desde que comenzaron los registros estadísticos en 1960.
La elevada cotización de los combustibles fósiles y las materias primas en el mercado internacional propició el encarecimiento de los bienes comercializados entre empresas niponas, con la consecuente sobrecarga económica para los consumidores.
En tal sentido, subieron de precio el 80 por ciento de los 515 artículos analizados, detalló el texto.
La inflación de los costos de importación, disparados hasta un 43,3 por ciento más a raíz de la rápida devaluación del yen en el mercado de divisas, devino otro factor determinante en el vertiginoso ascenso del indicador.
El BOJ evita subordinar su política monetaria a emergencias temporales, en una estrategia opuesta a la adoptada por la Reserva Federal de los Estados Unidos, que ha precipitado la caída de la moneda nacional a un mínimo histórico de 134 yenes frente al dólar, debido a la brecha cada vez mayor en las tasas de interés.
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