Según los senadores, la propuesta busca responder a los tiroteos masivos que sacudieron al país en el último mes, incluida la masacre que ocurrió en Uvalde, Texas, en la que murieron 19 estudiantes y dos profesoras.
El marco bipartidista, que prevé proporcionar dinero a los estados para establecer leyes de bandera roja y ampliar la financiación de los servicios de salud mental, cuenta con el apoyo republicano suficiente para superar un filibusterismo.
Esta es la táctica que se emplea en las asambleas políticas para impedir los acuerdos aprovechando cualquier oportunidad que ofrezca el procedimiento necesario para ello.
Está por verse la intensidad con la que la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) y otros grupos defensores del porte de armas presionarán contra la legislación.
El senador John Cornyn (Texas), principal negociador republicano, señaló que la NRA se compromete a mantenerse neutral hasta que se desvele el texto legislativo del proyecto de ley.
«Daremos a conocer nuestra posición cuando el texto completo del proyecto de ley esté disponible para su revisión», dijo la NRA en un comunicado.
Agregó que la organización continuará oponiéndose a cualquier esfuerzo por insertar políticas de control de esos artefactos, iniciativas que anulen las protecciones constitucionales del debido proceso y esfuerzos por privar a los ciudadanos respetuosos de la ley.
Cornyn expresó su esperanza de que la coalición republicana permanezca intacta sin importar el tipo de rechazo que reciba de grupos externos.
El proyecto de ley recibió un impulso el domingo, cuando el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell (Ky.), animó a continuar las conversaciones.
Pero otros miembros de su equipo, entre John Thune, Joni Ernst y Shelley Moore Capito dijeron que necesitarían revisar el texto legislativo antes de decidir su voto.
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