El sondeo de Ipsos/Reuters mostró que el 56 por ciento de los estadounidenses desaprueba la gestión de la actual administración, sobre todo ante problemas internos como el alza de los precios de los alimentos y la gasolina.
El nivel de popularidad del mandatario se mantiene desde agosto del año pasado por debajo del 50 por ciento, aun cuando los políticos demócratas intentan superar esos números para evitar una debacle en los comicios legislativos del 8 de noviembre venidero.
La disminución de la aceptación del mandatario todavía no ha alcanzado los mínimos observados por su predecesor, Donald Trump, cuya popularidad tocó fondo en un 33 por ciento en diciembre de 2017.
Este martes, Biden dio a entender que su gabinete está enfocado en el dilema económico, aunque admitió que no tiene muchas opciones para controlar la mayor inflación en 40 años, particularmente con un Senado estrechamente dividido y con una bancada republicana dedicada a bloquear su agenda interna.
La Casa Blanca culpa repetidamente de la inflación al presidente ruso, Vladimir Putin, y la operación militar en Ucrania, la cual, según analistas, es resultado en gran medida de la política expansionista de Washington y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
No obstante, expertos enumeran otros problemas demoésticos como esenciales para los votantes y que influyen negativamente en Biden y los demócratas, como los problemas en las cadenas de suministro, la crisis provocada por la pandemia de Covid-19, el dilema migratorio, el aumento de la violencia armada, entre otros.
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