“Siempre ha habido olas de calor, que suelen aparecer en julio o agosto, cubren un área limitada y desaparecen en pocos días”, explicaron los investigadores Susan Joy Hassol y Michael E. Mann.
No obstante, un vistazo al mapa de calor nacional de esta semana no puede hacer sentir a nadie optimista sobre la crisis climática, excepto a los más negados, agregaron.
De acuerdo con cifras oficiales, más de 100 millones de estadounidenses se enfrentan a un calor agobiante, por lo que “ha llegado el momento de hacer sonar la campana de alarma una vez más, pero más fuerte y con mayor urgencia”, advirtieron en un artículo publicado en The Hill.
Para ambos expertos, ya se acaba el camino para estabilizar las temperaturas por debajo de los niveles acordados internacionalmente.
De acuerdo con Hassol y Mann, uno de los efectos más claros del calentamiento global es el aumento del calor extremo, algo que se observa en todo el mundo, y las proyecciones indican que empeorará si los gobiernos no actúan para reducir rápidamente las emisiones de gases contaminantes.
Los investigadores prevén que el estrés térmico se agrave debido al aumento de la frecuencia, la duración, la gravedad, la extensión geográfica y la duración de las altas temperaturas y la humedad extrema.
La alteración del clima también está trayendo temperaturas que nuestros cuerpos humanos simplemente no pueden tolerar, comentaron.
El cuerpo humano se refresca produciendo sudor, analizaron, que se evapora de la piel y refresca; pero cuando el aire es extremadamente caliente y húmedo, esto no ocurre y el daño puede ser fatal, especialmente para niños y ancianos.
“Mientras que otras catástrofes provocadas por el cambio climático, como los huracanes, son más dramáticas desde el punto de vista visual, el calor extremo es invisible y silencioso, pero muy costoso tanto en vidas como en dólares”.
En los últimos 30 años, las altas temperaturas causaron más muertes en Estados Unidos que los huracanes y las inundaciones juntos, de acuerdo con cifras oficiales.
Por otro lado, el impacto del calor en la economía estadounidense en 2020 fue de 100 mil millones de dólares sólo en pérdidas de productividad de los trabajadores.
Se prevé que esta cifra se duplique en 2030 y alcance medio billón de dólares en 2050. Esto supone el uno por ciento del Producto Interno Bruto del país norteño.
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