Cuando los funcionarios de Tokio informaron a las partes interesadas de Fukushima de que descargarían más de un millón de toneladas de agua almacenadas en el lugar, creció la ira y la preocupación entre los pescadores y los defensores del medio ambiente, destaca este miércoles el rotativo Asahi Shimbun.
Con esta decisión de liberar el líquido almacenado, aumentó la desconfianza profundamente arraigada de los pescadores hacia el gobierno central y hacia la empresa Tokyo Electric Power, el operador de la planta nuclear.
Los líderes de la industria pesquera dijeron que la decisión rompe el compromiso de no seguir adelante con un plan de liberación de agua sin el entendimiento de las partes interesadas.
Según el gobierno central, el agua será tratada con el equipo de eliminación de múltiples nucleídos ALPS antes de ser liberada, pero el proceso no puede eliminar el tritio.
Aunque el tritio se considera lo suficientemente seguro como para ser descargado al mar por plantas nucleares en Japón y en el extranjero, los pescadores temen que las palabras ‘sustancias radiactivas’ asusten a los compradores de sus productos del mar.
El desastre nuclear de marzo de 2011 obligó a los pescadores de la prefectura de Fukushima a suspender todas las operaciones, y sus capturas aún permanecen alrededor del 20 por ciento de los niveles previos al desastre.
A diez años de los hechos, los pescadores querían reanudar las faenas frente a las costas de la prefectura, pero con la decisión tomada de liberar las aguas contaminadas, no será posible, opinan los pobladores locales.
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