Según el boletín del Bundesbank correspondiente al mes de junio el levantamiento de las limitaciones a la vida social impulsó al sector de la gastronomía y la industria recuperó levemente sus producciones durante abril, por lo que «en primavera de 2022 la economía alemana puede crecer un poco».
No obstante, la entidad bancaria insistió en que la industria afronta problemas de suministro y escasez de materiales, así como el incremento de los costes de la energía. Por ello descarta que la contribución al crecimiento de la industria vaya a ser considerable.
Mientras, la guerra en Ucrania y las sanciones económicas derivadas de ella van a frenar el crecimiento de la economía alemana y a disparar la inflación, como reflejan las previsiones semestrales publicadas el 10 de junio.
De hecho, los precios industriales, que recogen el coste de los productos a salida de fábrica, se elevaron un 33,6 por ciento en mayo, lo que supone el mayor encarecimiento desde el inicio de la serie histórica, en 1949.
Los precios de la producción industrial se consideran un precursor del desarrollo de la inflación, por lo que las cifras alemanas indican que la subida se trasladará en mayor medida a los bolsillos de los consumidores.
En ese contexto, el Bundesbank prevé este año un crecimiento del 1,9 por ciento y en 2023, del 2,4 por ciento.
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