Según la Compañía de Ingeniería del Tráfico, la congestión vehicular sobrepasó en horas tempranas los más de 160 kilómetros y el paro afecta a 675 líneas y a seis mil ocho autobuses. La huelga ocurre en un momento en que las empresas de ómnibus presionan a la alcaldía para ganar más dinero, pues alegan que tuvieron los costos ampliados a causa de la elevación del aceite diésel y otros insumos.
A pesar de que el sindicato patronal garantizó un aumento salarial del 12,47 por ciento, los trabajadores del sector afirman que no se cumplieron otras demandas, como la hora de almuerzo pagada, la participación en beneficios de la categoría y el plan de carreras.
Medios televisivos reportan que otros usuarios se enfrentaron a estaciones del ferrocarril subterráneo (Metro) atestadas y trataron de conseguir un viaje o compartir un coche por aplicación para reducir el costo, que se mantuvo por encima del promedio para el horario.
El alcalde de Sao Paulo, Ricardo Nunes, calificó la huelga de irresponsable y afirmó que el sindicato no cumplió con la determinación judicial.
«Resulta una irresponsabilidad muy grande del sindicato, demuestra el incumplimiento de la determinación judicial, que fue muy clara, era obligado a mantener el 80 por ciento de la flota en el horario pico y el 60 en los demás horarios no pico, y no cumplieron», señaló.
La inacción afloró después de la decisión unánime obtenida en las asambleas del lunes, que reunieron a más de seis mil trabajadores en la sede del sindicato, en el barrio de la Libertad, en la capital paulista.
Inicialmente, la paralización está prevista por 24 horas y una nueva asamblea está marcada para las 16:00 hora local de este miércoles con la finalidad de definir la continuidad o no de la huelga , en caso de que el sector patronal no se manifieste.
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