Ollantay Itzamná
Colaborador de Prensa Latina*
¿Qué exigían con el estallido social?
Entre las demandas políticas que paralizaron las ciudades del Ecuador estaban: el cese de las políticas neoliberales privatizadoras y extractivistas, medidas de seguridad ciudadana, reconocimiento de la autonomía de los territorios indígenas, rebaja al combustible (en 40 centavos del dólar por galón), derechos laborales, moratoria bancaria, incremento del precio de los productos campesinos, entre otras.
Esos 18 días consecutivos de intensas y apoteósicas movilizaciones sociales, con decenas de heridos, centenares de detenidos, cinco fallecidos,… concluyeron, similar al “estallido social” del 2019, con la firma de un Acta que promete casi nada, sin mayores mecanismos medibles, ni exigibles.
“Tenemos que ser responsables con el país. Ya son 18 días de movilizaciones… Hoy, tenemos que resolver esto…”, arengó Leonidas Iza, ante la mirada vigilante de la Jerarquía católica, entidad que, como en tiempos de la colonia europea y republicana, hicieron de juez y parte en este “confuso epílogo” de las revueltas sociales que prometían, hace instante nada más, ir “hasta las últimas consecuencias”.
La paz, el entendimiento, la reconciliación, la democracia y otras fueron las palabras que se repitieron en el ambiente cuasi litúrgico en la boca de dirigentes indígenas que hasta hace instantes arengaban a la resistencia, la desobediencia, la rebeldía, …, ante el “gobernante banquero neoliberal insensible”.
Los 18 días estuvieron los sectores populares en las calles exigiendo ser escuchados por el gobernante Lasso. Pero éste, apenas envió a su emisario ministro de gobierno, Francisco Jiménez, para que firmara el acta de “rendición” con la atrevida plebe insubordinada.
La Jerarquía católica, como en tiempos inmemoriales, ya traía un documento completo que fue leído y firmado por la feligresía indígena sublevada. Parecía una Bula papal cuyo contenido no admitía opinión alguna en contra, mucho menos abstención en su rúbrica.
¿Qué fue lo que realmente se consiguió?
El histórico logro que consiguió CONAIE con los sacrificados 18 días de movilización social fue la rebaja de 15 centavos de dólar por cada galón de combustible. Es lo único medible y cuantificable audible que se oyó en la lectura del Acta.
En Guatemala, el impopular gobierno neoliberal de Alejandro Giammattei, sin necesidad de movilización social alguna, rebajó (subvencionó) en casi un dólar el precio del galón de combustible. En El Salvador, el presidente Bukele, sin necesidad de protesta social, rebajó en 40 centavos del dólar el precio del galón de combustible. Ambos casos son recientes.
Los asuntos de privatizaciones, minerías, consentimiento y autodeterminación de los pueblos, derechos laborales… no fueron incluidos en el Acta de la pacificación. Documento que, por cierto, por su adjetivación y referencia, ya categoriza (implícitamente) al reciente estallido social indígena como “actos violentos”.
Por eso, el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, como para ratificar la supuesta inocencia del presidente Guillermo Lasso en este conflicto social, reiteró: “Es responsabilidad de todos y de cada uno de nosotros la tarea de construir la paz”. El histórico método cristiano de anular al indígena de su condición de sujeto “haciéndolo sentir culpable de la barbarie de sus patrones”.
De esta manera, en ausencia del presidente Lasso, indígenas sublevados firman un Acta de pacificación que ratifica y fortalece la prepotencia neoliberal en el Ecuador. Incluso sin tomarse el tiempo necesario para retornar a las comunidades, evaluar los contenidos y decidir en asambleas si se firmaba o no el Acta.
Nadie sabe el impacto posterior que tendrá esta Acta firmada… Aunque sabemos que después de cada acto de pacificación viene el escarmiento político y jurídico contra las dirigencias indígenas (como ocurrió en 2019).
Lo único cierto es que la difícil situación de los pueblos del Ecuador, es producto de la mediación y adoctrinamiento cristiano continuado en cinco siglos de colonialismo. Y, mientras los pueblos no conozcan su historia y no sean conscientes de ello, difícilmente superarán el peso de la desgracia de Sísifo.
Ollantay Itzamná
Defensor de Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos desde Abya Yala.
rmh/oi
*Tomado de Firmas Selectas