De acuerdo con un informe preliminar del Banco de Japón (BOJ), el índice de precios al productor fue de 113,8 puntos sobre una media de 100 en 2020.
La elevada cotización de los combustibles fósiles y las materias primas en el mercado internacional propició el encarecimiento de los bienes comercializados entre empresas niponas, con la consecuente sobrecarga económica para los consumidores, precisa el texto.
En tal sentido, subieron de precio el 80 por ciento de los 515 artículos analizados, entre los cuales destacan madera y derivados (43,3 por ciento), acero (26,7), petróleo y carbón natural (22,2), servicios de electricidad, gas y agua (28,2) y productos químicos, con más de 10 por ciento.
La inflación de los costos de importación, disparados hasta un 46,3 por ciento más a raíz de la rápida devaluación del yen en el mercado de divisas, devino otro factor determinante en el vertiginoso ascenso del indicador, según la fuente.
El BOJ evita subordinar su política monetaria a emergencias temporales, en una estrategia opuesta a la adoptada por la Reserva Federal de Estados Unidos, que precipitó la caída de la moneda nacional a mínimos históricos en los últimos 24 años frente al dólar, debido a la brecha cada vez mayor en las tasas de interés.
El gobernador del banco, Haruhiko Kuroda, recalcó que mantendrán el plan de relajación, sin reajustes severos, para apoyar la economía y garantizar un crecimiento salarial más sólido.
Asimismo, indicó que observarán con atención la evolución de los mercados financieros y de divisas y adoptarán medidas adicionales cuando sea necesario.
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