Con la depreciación de casi 90 por ciento de la moneda nacional respecto al dólar, los productos básicos escalaron un nivel inalcanzable para la mayoría de los ciudadanos.
Los comerciantes pasan a sus clientes la diferencia de sus pérdidas y el iftar, la cena dispuesta al final de la jornada durante el ramadán, constituye una tarea cada vez más difícil.
‘La canasta básica alimentaria es una locura, porque subió aún más; un plato de ensalada cuesta seis veces más este año’, declaró Um Ahmed a la cadena televisiva qatarí Al Jazeera.
‘¿Qué hacemos? ¿Rogamos? No estamos acostumbrados a mendigar’, agregó.
Según lo percibido por Prensa Latina, para más de la mitad de los libaneses, la comida es un lujo en la actualidad, basado en estadísticas de la ONU de que 55 por ciento de los seis millones de habitantes se hundió debajo del umbral de pobreza.
Kamal Hassan, un ingeniero civil graduado en Cuba, comentó que su salario en libras libanesas antes sobre los mil dólares al mes pasó a unos 120 con la tarifa del mercado paralelo.
Una opinión similar expresó Jamal El-Hussein, también egresado de Farmacia en la nación caribeña, aunque está en mejor condición, pues vive en la norteña ciudad de Balbeck, cercana al valle de Bekaa, el granero por excelencia de este país.
Si bien ramadán, un mes de abstinencia para los musulmanes, es un evento de cumplimiento de las ordenanzas del Corán, hay pocas señales que marcan la ocasión en muchos barrios capitalinos.
Con anterioridad, los islámicos adornaban con luminarias, decoraciones y puestos de venta de golosinas tradicionales para una mesa iftar, empero en estos días los escenarios son bien distintos.
La peor crisis económica y financiera del país en décadas golpea los bolsillos de los ciudadanos de a pie que vieron reducirse su poder adquisitivo al mínimo imprescindible.
A principios de mes, la libra libanesa cayó a 10 mil frente al dólar estadounidense y luego hubo picos de 15 mil, mientras que ahora se estabilizó en unos 12 mil, mientras los estipendios continuaron igual.
‘Los que antes compraban un kilogramo de verduras, los recortaron a la mitad, otros las adquieren por pieza o no lo hacen al verificar los precios’, confirmó Ahmed, un vendedor de verduras.
De acuerdo con estimados, para el iftar una familia de cinco personas paga casi dos veces el salario mínimo, unos 60 dólares al precio del mercado negro.
Líbano importa más de 80 por ciento de sus alimentos y el gobierno carece de medios para solventar esa situación por la escasez de divisas causada por la crisis que anuncia la cercanía de una explosión social.
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