El hallazgo, realizado por científicos de la Universidad de Tel Aviv (TAU) de conjunto con la Agencia Espacial Europea, fue posible gracias a la nave espacial Gaia, un satélite de observación de estrellas cuya misión consiste en trazar un mapa en tres dimensiones de la Vía Láctea.
Con el fin de corroborar el descubrimiento, los investigadores realizaron mediciones de seguimiento con el Gran Telescopio Binocular, en el estado de Arizona, uno de los más grandes del mundo en la actualidad y que permite rastrear pequeñas fluctuaciones en el movimiento de una estrella causadas por la presencia de un planeta en órbita.
«Las mediciones realizadas con el telescopio en Estados Unidos confirmaron que estos eran de hecho dos planetas gigantes, de tamaño similar a Júpiter, y ubicados tan cerca de sus soles que completan una órbita en menos de cuatro días.
Es decir, cada año terrestre es comparable a 90 años de esos cuerpos celestes», expresó el director de la Escuela Porter de Medio Ambiente y Ciencias de la Tierra en TAU, Shay Zucker.
Por su parte, el estudiante de doctorado Aviad Panahi, manifestó que la temperatura de los planetas descubiertos es extremadamente alta, alrededor de mil grados Celsius, por lo que se descartan allí las posibilidades del desarrollo de la vida.
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