El origen del nombre que recibe la Luna llena de febrero está en los nativos de América del Norte, quienes durante siglos bautizaron los plenilunios con diversas denominaciones, teniendo en cuenta sucesos de interés ocurridos en cada mes.
De este modo existen la luna llena del lobo (enero), la luna rosa llena (abril), del esturión (agosto) o de cosecha (septiembre).
Específicamente la Luna de nieve coincide con la época de las nevadas, periodo en que las bajas temperaturas dificultaban la caza y la cosecha, por lo que también se le conoce como Luna llena del hambre.
Según los expertos, la de este sábado cataloga como miniluna, que tiene lugar cuando su distancia a la Tierra supera los 405 mil kilómetros, evento que este año ocurrirá nuevamente el 25 de marzo.
Esto contrasta con lo que se conoce como superluna, que es cuando el satélite natural está a menos de 360 mil kilómetros de nuestro planeta, lo que sucederá los próximos 18 de septiembre y 17 de octubre.
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