El documento señala que el 24 de mayo pasado, -día en que ocurrió la tragedia en la cual perdieron la vida 19 niños y dos maestras- alrededor de 400 policías participaron en la operación y demoraron 77 minutos para irrumpir y poner fin a la masacre.
Los agentes esperaron, según el informe, incluso cuando al menos un oficial de alto rango, el jefe interino del Departamento de Policía de Uvalde, se enteró de que un maestro estaba herido y un niño llamaba al 911 para pedir ayuda desde dentro de las aulas.
No obstante, de acuerdo con la investigación, aún cuando la respuesta policial hubiese sido impecable, algunas de las víctimas no habrían sobrevivido a los disparos provenientes del rifle AR-15 que portaba el joven de 18 años Salvador Ramos.
La semana pasada el diario Austin American-Statesman publicó un video que evidencia la actuación de la policía en ese hecho y se aprecia cómo se quedaron en los pasillos de la escuela sin actuar de forma inmediata para reducir al tirador.
La masacre de Uvalde es considerada uno de los tiroteos más letales en centros escolares del país en la última década y a raíz de los hechos se intensificó el debate sobre la normas de portabilidad de armas.
Los políticos demócratas y la población en general se sienten frustrados por cómo hechos de ese tipo continúan en el territorio estadounidense, incluso después de promulgar una ley contra la violencia armada, lo cual refleja la necesidad de medidas más estrictas.
La legislación histórica aprobada a fines de junio con el aparente objetivo de detener hechos de ese tipo no prohíbe la venta de rifles de asalto o cargadores de alta capacidad.
De hecho, el informe de Texas deja claro que esa normativa no habría impedido a Ramos obtener su arma, pues no contaba con antecedentes penales que lo impidieran.
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