La medida provocó el caos en el aeródromo, donde miles de pasajeros quedaron varados y las rutas internacionales fueron desviadas a otras partes del país.
El servicio meteorológico neozelandés MetService pronosticó para este jueves vientos de hasta 130 kilómetros por hora y olas de un máximo de nueve metros en Wellington, con posibilidades de nevadas en las localidades montañosas.
La dirección del aeropuerto de Wellington indicó en su cuenta en Twitter que los fuertes vientos impedían la seguridad en el trabajo de los operadores de equipaje.
El temporal también provocó el derribo de árboles y rocas en las carreteras, la interrupción de los desplazamientos marítimos en la costa este neozelandesa,
causó algunos corrimientos de tierras y dejó a centenares de personas sin electricidad.
La tormenta también afecta desde el miércoles a la ciudad de Christchurch y a la Península Banks, en la Isla Sur, donde las inundaciones obligaron anoche a las autoridades a declarar el estado de emergencia en algunos poblados afectados.
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