El titular del organismo, Yoshihisa Furukawa, dijo en conferencia de prensa que el crimen del condenado tuvo un impacto significativo en la sociedad.
Kato fue ejecutado en el Centro de Detención de Tokio, donde estuvo recluido desde el fatal suceso de hace 14 años, cuando asesinó a siete personas y provocó lesiones graves a otras 10 en un popular cruce peatonal del barrio Akihabara.
“Se trata de un caso lamentable no sólo para las víctimas que perdieron la vida a causa de un acto repentino y violento, sino también para sus afligidas familias. Tras un juicio exhaustivo, la sentencia de muerte fue finalmente confirmada y, como ministro de Justicia, ordené la ejecución”, recalcó Furukawa.
La orden de ejecución de Kato es la primera del presente año y la segunda bajo la actual administración del primer ministro, Fumio Kishida, reseñó la prensa nacional.
Según datos oficiales, el pasado diciembre otros tres reclusos acusados de participar en varios asesinatos perecieron en la horca y 106 esperan su turno en cárceles de todo el país, de los cuales 61 solicitaron un nuevo juicio.
Pese a las críticas internas y externas a la pena de muerte en Japón, el ministro de Justicia subrayó que es inevitable recurrir a la misma mientras sigan cometiéndose crímenes atroces. “Su abolición no es apropiada”, sentenció.
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