Así lo recoge el Libro Blanco sobre Política Económica y Fiscal presentado en la última reunión del Gabinete, según el cual la economía nipona continúa recuperándose de la desaceleración causada por la pandemia de la Covid-19.
Un crecimiento simultáneo y estable de los precios y los sueldos de alrededor del dos por ciento, unido a la inversión planificada en asociaciones público-privadas, colocaría a la nación en una senda de crecimiento económico autosostenible, precisó el texto.
Actualmente la inflación interna supera ese objetivo del dos por ciento establecido por el Banco de Japón, pero las causas que la originan no responden a mejores salarios sino a la devaluación del yen, la elevada cotización de los combustibles fósiles en el mercado internacional y mayores costes de importación.
Este ritmo insostenible de la inflación implicó un aumento del costo de la vida para los consumidores japoneses.
De acuerdo con el informe oficial, Japón escapa al estado de estanflación (recesión económica acompañada de inflación) gracias a las sólidas ganancias corporativas y a un repunte en el gasto personal.
Asimismo, el gobierno instó a las empresas nacionales a invertir en los empleados como un paso esencial para afrontar el reto de la escasez de mano de obra, sobre todo en el sector de la informática, con el objetivo de ampliar el potencial de desarrollo de la inteligencia artificial, Internet de las cosas y otras tecnologías digitales.
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