Desde abril de 2022, las principales economías de Occidente imponen penalidades financieras adicionales a Rusia por su operación militar especial en Ucrania.
La Unión Europea acordó prohibir las importaciones de carbón a partir de agosto de 2022, y el transporte por vía marítima de petróleo ruso desde 2023, además, anunció que bloqueará el seguro y el financiamiento del transporte marítimo de combustible proveniente de Rusia a terceros países antes de que termine este año.
En su reciente actualización de las perspectivas económicas globales, el FMI dejó en evidencia, aunque no lo reconoció abiertamente, el fracaso de las sanciones económicas a Rusia y si mencionó importantes impactos en un escenario ya debilitado por la pandemia.
Al respecto, señaló una inflación superior a lo previsto en todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos y las principales economías europeas, con un endurecimiento de las condiciones financieras, y una desaceleración.
Como consecuencia advirtió que el conflicto en Ucrania podría paralizar las importaciones de gas ruso a Europa, la inflación seguirá al alza con pocas posibilitadas de reducirse a corto plazo por la rigidez de los mercados laborales o porque se van de control las expectativas del aumento de los precios.
También estimó el FMI que el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales causaría sobreendeudamiento en economías de mercados emergentes y en desarrollo, además la fragmentación geopolítica obstaculizará el comercio y la cooperación globales.
Analistas coinciden en que el efecto para las principales economías europeas de las sanciones económicas a Rusia son peores de lo esperado, por el alza del costo de la energía, la pérdida de confianza de los consumidores y un menor dinamismo de las manufacturas por los problemas en la cadena de suministro y el encarecimiento de los insumos.
jha/crc