Según Benjamin Nabarro, economista principal de la sucursal británica de esa institución bancaria, la tasa inflacionaria está entrando en la “estratosfera”, después de que la Oficina Nacional de Estadística la situó en 10,1 por ciento en julio pasado.
Incluso con la economía debilitándose, los datos de la pasada semana reafirman que se mantiene el riesgo de que se acelere el traspaso de la inflación general a los salarios y los precios domésticos, aseguró el especialista, en una carta a sus clientes citada este lunes por la cadena Sky News.
El pronóstico del Citigroup ubica la tasa inflacionaria en su nivel más alto desde 1976, y supera el 13 por ciento anunciado por el Banco de Inglaterra para los próximos meses.
El tanque pensante Resolution Foundation coincidió, sin embargo, con la entidad norteamericana, y predijo que la inflación británica podría alcanzar el 18,3 por ciento en 2023.
Todos los vaticinios parten del nuevo tope de precios que el ente regulador de la energía impondrá a las empresas proveedoras de los servicios de electricidad y gas a partir de octubre.
Se estima que el nuevo límite de la tarifa a cobrar a millones de hogares británicos será de por lo menos tres mil 600 libras esterlinas anuales (más de cuatro mil 360 dólares).
La consultora Cornwall Insight advirtió, sin embargo, que la factura energética anual podría subir a cuatro mil 266 libras (más de cinco mil 100 dólares) desde enero próximo, cuando se vuelva a revisar el tope de precios.
Los dos candidatos conservadores que se disputan el liderazgo del partido y el cargo de primer ministro que dejó vacante el dimitente Boris Johnson tienen planes disimiles para afrontar la crisis.
La canciller Liz Truss, quien se perfila como favorita para reemplazar a Johnson, promete recortar los impuestos, mientras que el exministro de Hacienda Rishi Sunak aboga por desembolsar más fondos para ayudar a las familias de bajos ingresos.
El opositor Partido Laborista, que no compite en estas elecciones internas del Partido Conservador, propuso la semana pasada mantener el tope de precio de la tarifa energética en mil 971 libras esterlinas anuales (unos dos mil 400 dólares).
Para costear su plan energético, los laboristas sugieren aplicar un impuesto extra sobre las enormes ganancias que obtienen las transnacionales petroleras y gasíferas, y promover la explotación de las fuentes de energía renovable.
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