El sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) precisa que la aprobación al mandatario subió otros cinco puntos en tres semanas transcurridas desde la anterior medición y diez desde la de junio, cuando tenía solo 19 por ciento.
El ascenso se registró pese a las cinco investigaciones a Castillo por presunta corrupción y a los diarios ataques mediáticos políticos en su contra por los indicios encontrados en esas pesquisas.
La desaprobación al gobernante, si bien sigue siendo mayoritaria, descendió en tres semanas de 67 a 63 por ciento y 8 puntos desde junio, indica el sondeo.
Castillo tiene 40 por ciento de aceptación en el ámbito rural y 25 por ciento en el urbano. Su mayor aprobación la obtiene en el sur del país (46,9 por ciento) y el menor en Lima (18,2), bastión opositor.
Por su parte el Congreso de la República, bajo mayoría de extrema derecha y sectores de centro, siguió cuesta abajo, pues bajó de diez a ocho por ciento su aprobación, mientras su desaprobación aumentó en la misma medida, de 85 a 87 por ciento, en un lapso de tres semanas.
La politóloga Paula Távara declaró que la tendencia ascendente de la aprobación a Castillo se debe a su estrategia frente a la ofensiva de acusaciones, consistente en un mayor más constante contacto con las organizaciones sociales y a sus reuniones con estas en el Palacio de Gobierno.
El analista Samuel Rotta mencionó como razón de la mejora del mandatario en los sondeos de opinión, lo anuncios de bonos a necesitados y las promesas de atención a demandas sociales, a lo que agregó la victimización de Castillo.
Otro analista, Iván Lanegra, opinó que el gobernante sube en las encuestas “no es tanto por méritos del Gobierno, sino más por la forma hasta torpe de cómo actúa la oposición”.
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