Existe la amenaza de un total reseteo de la red eléctrica en otoño e invierno de este año, a causa de la falta del debido suministro de energía, comentó el jefe del CDU al rotativo Bild am Sonntag.
Si el gobierno del canciller federal Olaf Scholz continúa con las acciones ideológicamente motivadas y con la intención de abandonar la energía atómica, entonces a principios del próximo año estaremos ante el peligro de un apagón total, consideró el político.
El 30 de mayo de 2011, Alemania formalmente anunció planes para abandonar completamente la energía nuclear en un plazo de 11 años.
Tal plan incluía el cierre inmediato y permanente de seis centrales nucleares que fueron clausuradas de forma temporal para la realización de pruebas en marzo de 2011, y de dos más que estuvieron apagadas unos pocos años, debido a problemas técnicos.
Las nueve centrales restantes serían cerradas desde entonces hasta el 2022, señaló la televisión capitalina.
Hasta 2021, las centrales nucleares garantizaban la producción del 13,3 por ciento de la energía eléctrica consumida en la mayor economía de Europa, cuyos países decidieron el pasado año aplicar una política para eliminar a los hidrocarburos en el proceso de generación eléctrica.
Tales medidas, que chocaron con una crisis energética, al ser insuficiente el empleo de energías renovables, llevaron al alza del petróleo, pero sobre todo del gas, lo cual se agudizó con la eliminación de la compra de ese combustible a Rusia.
En un primer momento, y después de meses de boicot y presiones a Europa por parte de Estados Unidos para impedir su funcionamiento, quedó congelada la apertura del gasoducto Nord Stream 2, construido por Rusia para el suministro directo de gas a Alemania.
Además, a causa de las sanciones aplicadas por Occidente contra Rusia, tras el inicio de una operación militar en Ucrania, la empresa Gazprom presentó dificultades para garantizar el funcionamiento al ciento por ciento del gasoducto Nord Stream, inaugurado en noviembre de 2011.
Debido a escollos con el mantenimiento y reparación de turbinas Siemens en Canadá, que demoró su devolución a Alemania, y desperfectos hallados en varias de ellas tras ese proceso, el Nord Stream operó al 20 por ciento hasta el 31 de agosto pasado, cuando dejó de funcionar.
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