Ese gigante de acero rojo que se divisa desde la distancia en la localidad de Gamboa – allí donde se unen el lago Gatún y el río Chagres – está por “jubilarse”, luego de 81 años de servicio, según las autoridades de la vía interoceánica.
La novedad es comidilla de pobladores, redes sociales y medios de comunicación que especulan sobre el destino final de la poderosa maquinaria, comentó el ingeniero Benny Cortés, quien ha estado a cargo de la monumental grúa desde el día en que llegó al país.
De acuerdo con los registros históricos, la historia de la ruta de Titán hasta Panamá empieza en 1941 cuando fue construida por la compañía alemana Demag Cranes AG, a un costo de 3,5 millones de dólares, para la armada nazi.
Esta maquinaria, destacada por su potencia y tecnología de avanzada, se usaba en el Mar Báltico para asistir a los submarinos alemanes. Después de la guerra, los aliados incautaron lo que llamaron “joyas del Tercer Reich” y se las repartieron como botín entre Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos.
A la nación norteña llegó así lo que llamaron «grúa flotante No.1», primero fue desarmada y transportada en 1946 por el Atlántico —haciendo su primer tránsito a través del Canal de Panamá— hasta Long Beach, Estados Unidos.
Tras su arribo a California y ser reensamblada, la bautizaron con el nombre de Herman y operó en un astillero de la armada hasta 1994, donde realizó innumerables levantamientos de maquinarias y artefactos pesados.
Después del cierre de ese astillero, el gobierno estadounidense decidió vender a Herman a la Comisión del Canal de Panamá para reemplazar a sus viejas grúas Ajax y Hércules.
En 1996, Herman arribó al Canal de Panamá, la transportaron en el barco flotante Sea Swan hasta la isla de Taboga, allí la descargaron y la remolcaron hasta la división de dragado en Gamboa. Fue bautizada entonces como Titán.
Pero el trópico afectó bastante a la grúa más alta en la historia del Canal y fue necesario poner deshumificadores en el área de máquinas, así como también resistencias y calentadores, por la humedad tan alta de esa zona.
Entró en servicio en 1999 hasta el día de hoy, aunque ya son visibles en sus puentes y escaleras el paso del tiempo y de la guerra, y en cubierta se encuentra el ancla original que pesa 2,5 toneladas.
Su función principal es la de remover las compuertas de las esclusas del centenario canal para darles mantenimiento; además de la transportación de equipos con más de 80 toneladas de peso.
La Autoridad del Canal de Panamá ha decidido “jubilarla” próximamente debido a que, a sus años, el funcionamiento y mantenimiento resulta bastante costoso y la dificultad para conseguir piezas de reemplazo va en aumento. Aún se desconoce si en el futuro se desmantelaría para venderse o si la conservarán como patrimonio industrial.
(Tomado de Orbe)