Esta será la tercera vez que el mandatario regrese a su estado natal en una semana, tras sendas visitas a Wilkes-Barre, donde habló sobre seguridad pública, y a Filadelfia, sitio en el que pronunció un discurso en horario de máxima audiencia.
Afirmó en este último lugar que tanto su predecesor Donald Trump (2017-2021), como sus acólitos, siguen el camino del “semifascismo» y atacó la ideología MAGA, una referencia al eslogan Make America Great Again (Hacer a los Estados Unidos grande otra vez), defendido por el republicano.
“Están trabajando en este momento, mientras hablo, en un estado tras otro para otorgar el poder de decidir las elecciones a los partidarios y compinches, empoderando a los que niegan las elecciones para socavar la democracia misma”, aseveró.
Según divulgó previamente la Casa Blanca, durante esta jornada el líder de la nación “celebrará el Día del Trabajo y la dignidad de los trabajadores estadounidenses” durante su visita a Pittsburgh, después de hacer una parada en Milwaukee, estado de Wisconsin.
El arribo del gobernante a Pensilvania acontecerá solo pocas horas después de que su antecesor lo tildara allí de enemigo del estado.
“Joe Biden vino a Filadelfia, Pensilvania, para dar el discurso más vicioso, odioso y divisivo jamás pronunciado por un presidente estadounidense. «Es un enemigo del estado si quieren saber la verdad”, dijo en un mitin el pasado sábado.
El magnate acudió a dar su apoyo a los republicanos Mehmet Oz, que aspira a ganar un puesto en el Senado en los comicios venideros, y a Doug Mastriano, quien se postula para gobernador.
A juicio de analistas, el hecho de que Trump se haya concentrado en el estado indeciso para el fin de semana políticamente simbólico del Día del Trabajo, el inicio no oficial de las elecciones intermedias, revela cuán fundamental es Pensilvania para su éxito este año y para una futura campaña presidencial.
Un artículo de análisis del diario Politico estimó que si los preferidos del magnate no logran allí el respaldo suficiente, además de sucumbir ante los azules, su protectorado levantaría nuevos cuestionamientos dentro de su propia organización partidista.
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