Así lo declaró Castillo a la prensa tras comparecer ante la magistrada en torno a tres de las indagatorias abiertas, en medio de manifestaciones de simpatizantes y detractores congregados frente al Ministerio Público. Dijo que en su tercera declaración ante la Fiscalía negó rotundamente lo que calificó de falsas acusaciones y agregó que “voy a dar siempre la cara, todas las veces que me citen”.
Además, en una breve alocución ante sus seguidores congregados frente al Palacio de Gobierno, expresó el mandatario que “ustedes nos conocen, saben de dónde venimos y a qué hemos venido (al Gobierno) y no vamos a bajar la guardia”.
“No hemos venido a perjudicar al Perú como se ha hecho anteriormente durante 200 años de vida republicana; no vamos a repetir la historia”, aseguró.
Su abogado, Benji Espinoza, explicó que Castillo aclaró que no tuvo ninguna participación en la compra de bio-diesel por la empresa estatal Petroperú, a una empresa privada, otro caso materia de indagación.
Respondió además, dijo, que no encubrió, no encubre ni encubrirá a nadie, sobre la acusación de protección a acusados de corrupción y prófugos que le lanzó el exministro del Interior Mariano Gonzalez, tras su retiro del cargo, en julio pasado.
Sobre el caso de obras irregulares en la localidad de Anguía, en la nor-andina provincia de Chota, tierra natal del jefe de Estado, Espinoza aseguró que responderá cuando el Ministerio Público tenga todos los elementos en torno al tema.
El letrado pidió valorar el hecho de que su defendido, por sus atribuciones, pudo evitar concurrir a la Fiscalía y optar por la realización del interrogatorio en el Palacio de Gobierno, pero prefirió ir a declarar.
En medio de un fuerte despliegue de seguridad, el mandatario llegó a la sede del citado órgano de justicia, frente al cual lo esperaban cientos de manifestantes que lanzaban arengas a favor de Castillo, una mayoría, o en su contra.
Tras la comparecencia, el gobernante salió del edificio, abordó el automóvil oficial y retorno al Palacio de Gobierno, arropado por sus adherentes, que formaban sendas primeras líneas, trotando, al lado de las columnas de policías.
Cumplido el trayecto de seis cuadras, los manifestantes rebasaron las vallas de protección que rodeaban la Plaza de Armas, impidiendo acercarse a la sede gubernamental, y se apostaron ante las rejas de la instalación.
Castillo volvió a salir del palacio a saludar a los manifestantes llegados de diversos puntos del país, les agradeció su apoyo y les dijo que la voz del pueblo no puede ser acallada.
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