Una reunión encabezada por el presidente libanés, Michel Aoun; el primer ministro interino. Hassan Diab, y los titulares de varias carteras, recabó de las agencias de seguridad medidas enérgicas para acabar con el contrabando.
Aoun dijo que Líbano está decidido a mantener las mejores relaciones con la comunidad árabe e interesado en proteger su paz y seguridad.
La nación de los cedros aspira a que Riad reconsidere su decisión de prohibir la importación de productos agrícolas libaneses y destacó el encargo remitido al ministro interino del Interior, Mohammad Fahmi, de coordinar acciones con su par saudita.
‘Arabia Saudita y los Estados del Golfo saben que una prohibición de los productos libaneses no acabará con el comercio de drogas y la cooperación entre nosotros ayudará a detener estas redes’, indicó el primer ministro interino.
El trasiego comercial entre sauditas y libaneses tiene un valor cercano a los 40 millones de dólares al año y suspenderlo pudiera ser extensivo a otros países del Golfo que aplaudieron la decisión del reino.
La prohibición sobrevino tras la detección por la aduana saudita de un intento de contrabandear más de 5,3 millones de píldoras Captagon, un fuerte estimulante compuesto por anfetamina y cafeína.
Los funcionarios detectaron ese alijo escondido en un envío frutal de granadas de Líbano.
Con posterioridad, las autoridades libanesas aclararon que desde hace años el país no exporta esa fruta y dijeron que el cargamento provenía de Siria y estaba etiquetado como libanés para burlar la vigilancia.
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