Tres hermanos y su padre fueron fusilados a manos de las fuerzas falangistas, quienes durante días violaron, mutilaron y asesinaron a miles de palestinos y libaneses en estos asentamientos del suburbio sur capitalino con respaldo militar israelí.
Entre lágrimas y el tributo a las víctimas, Srour narró a un equipo de Prensa Latina los horrores vividos en la noche del 16 y las primeras horas del 17 de septiembre de 1982, como testigo de una de las páginas más amargas en la historia de la humanidad.
«Teníamos miedo de salir, dormimos bajo las explosiones, tiroteos y bombas luminosas. Nos despertaron hombres armados que atacaron la casa de los vecinos. Esa noche la maldad se apoderó del campamento», relató.
«Abran la puerta», es una frase que desde entonces martiriza su memoria. Los militares allanaron el hogar y tras intercambiar algunas palabras con el padre acorralaron a los hombres de la familia en la pared y los fusilaron sin piedad, comentó.
Chady, Farid y Nidal, los tres hermanos, y el papá murieron al instante, la hermana menor Chadia escapó de sus brazos en busca de la madre y las ráfagas de los tiros silencieron su alma, contó.
Mi hermana Souad, mamá y yo quedamos en el piso heridas y como un milagro de dios hoy estamos vivas para denunciar esa masacre abominable, añadió.
«No olvidaremos, ni perdonaremos, cada año reabrimos estas heridas y aún está pendiente la justicia. ¿Dónde está la opinión pública y la comunidad internacional?», reclamó.
Madre de siete hijos y viuda, Srour enfrenta a diario las injusticias por ser palestina y refugiada y desde Chatila aseguró que «la sangre de su pueblo no se derrama de gratis, somos fuertes, firmes y retornaremos a nuestra tierra ocupada».
El 16 de septiembre de 1982 la derecha cristiana libanesa invadió hogares y fusiló a civiles en Sabra y Chatila con el pretexto de atacar a la Organización para la Liberación de Palestina, dos jornadas después del asesinato del jefe de la milicia falangista Bashir Gemayel.
Las cifras de muertes varían entre mil 700 y tres mil 500, este último dato según la Cruz Roja, luego de tres jornadas de torturas, violaciones y fusilamientos.
El ataque a los campamentos de refugiados palestinos sucedió en el contexto del asedio y bombardeo israelí al sur de Beirut.
A 40 años exactos del genocidio, el pueblo palestino y los libaneses luchan por reinvidicar el honor de los mártires de Sabra y Chatila en demanda a la impunidad y el silencio internacional.
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