Según expertos, las condiciones del mercado contribuyeron a un fortalecimiento de las expectativas sobre el debilitamiento de la demanda y el metal rojo sufrió el impacto, tocando un valor de 7 mil 434 dólares la tonelada a media mañana.
En paralelo, las existencias de cobre en los depósitos de la LME aumentaron más del 30 por ciento desde septiembre a 135 mil 750 toneladas, mientras que las garantías canceladas (metal destinado a la entrega) cayeron del 50 por ciento al 6 por ciento el 26 de agosto.
En otros metales, el aluminio bajó un 0,7 por ciento a 2 mil 146 dólares la tonelada; el zinc, un 0,9 por ciento a 2 mil 941; el plomo, un 2,4 por ciento a mil 862 dólares y el estaño, un 3,2 por ciento a 19 mil 965 dólares.
Por el contrario, el níquel subió un 2,8 por ciento a 21 mil 705 dólares.
Las cotizaciones se produjeron en un escenario de comercio moderado debido a una semana de vacaciones en China, pero continúa con la tendencia de la semana pasada cuando el cobre de referencia a tres meses alcanzó los 7 mil 220 dólares la tonelada, su nivel más bajo desde el 21 de julio.
Influye además la contracción de la actividad de las fábricas chinas en septiembre debido a las medidas antiCovid19 y el debilitamiento de la actividad manufacturera en la zona euro y Asia por presiones de costos.
Desde la perspectiva de Michael Widmer, analista de Bank of America, una demanda más baja y precios en consecuencia durante la última parte de 2022 era una realidad esperada.
Según explicó, sólo queda incertidumbre sobre qué tan dura será la desaceleración y cuál será el impacto total en la demanda de metales industriales.
mv/att