«Votaremos a Lula en la segunda vuelta; nuestra expectativa es de conducción responsable de la economía», aseguraron en un comunicado los economistas Edmar Bacha, Pedro Malan y Persio Arida, citados por el portal G1.
Anteriormente, Armínio Fraga, presidente del Banco Central durante el segundo mandato del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), declaró el martes su preferencia.
Malan fue ministro de Hacienda durante la administración de Henrique Cardoso y titular del Banco Central en la de Itamar Franco (1992–1995). Junto con él, Arida y Bacha crearon el Plan Real.
Tal programa fue instaurado con el objetivo de estabilización y reformas económicas, iniciado el 27 de febrero de 1994 con la publicación de la medida provisional número 434, implantado bajo la dirección de Franco.
Arida, expresidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social y el Banco Central, declaró ayer su voto y, según el periódico O Globo, considera al mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro «claramente una amenaza a la democracia brasileña» y que hubo «inmenso retroceso civilizatorio» en su régimen.
Para el economista, un eventual gobierno de Lula será responsable fiscalmente y está con «expectativa de buenas políticas económicas en la dirección de las reformas», frente a una base de apoyo más al centro.
Durante una entrevista con el canal televisivo GloboNews, Fraga señaló que los grandes temas no son económicos.
«Estamos hablando aquí de riesgos para nuestra democracia, que en mi lectura aumentaron después de los resultados del domingo. Y es esencialmente eso. No hay manera de decirlo de otra manera», apuntó.
Indicó que se observan «movimientos autocráticos en todo el mundo. Son situaciones en las que el deterioro de la calidad de la democracia ocurre gradualmente».
Alertó que las personas siguen votando, pero «van perdiendo su calidad, van perdiendo su fuerza. Esto es relevante porque, en la estela de eso, vienen fracasos rotundos en la economía también».
En la primera ronda de la elección del 2 de octubre, Lula, pretendiente del Partido de los Trabajadores, alcanzó un 48,43 por ciento de la preferencia del electorado (57 millones 258 mil 115 votos). Resultó seguido en urnas por Bolsonaro, quien recibió 43,20 por ciento (51 millones 72 mil 345).
Ninguno de los aspirantes al poder logró en esa consulta la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación brasileña para ser electo.
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