De acuerdo con el organismo, el índice se situó en 116,3, récord desde que comenzaron estas estadísticas en 1960.
La tendencia alcista persiste por decimonoveno mes consecutivo y responde, principalmente, a la rápida depreciación del yen, la cual infla los costos de importación de los recursos energéticos y las materias primas.
El encarecimiento de los bienes comercializados entre empresas niponas trae como consecuencia la sobrecarga económica para los consumidores, además, amenaza con dañar las ganancias corporativas.
En tal sentido, los precios de los productos derivados del petróleo y el carbón subieron un 14,7 por ciento, los que incluyen hierro o acero 26,1, mientras que electricidad, gas y agua un 38,8, precisó el BOJ.
A pesar de las presiones inflacionarias en la nación asiática, la principal institución financiera mantiene inmóvil su política monetaria ultra laxa, contrario a los severos ajustes aplicados por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED).
La brecha cada vez más acentuada en las tasas de interés entre el BOJ y la FED precipitó la caída de la moneda nacional japonesa a un rango superior a los 146 niveles frente al dólar, mayor diferencial de los últimos 24 años.
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