El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) estuvo en territorio carioca y en cuatro sitios del nordeste como Bahía, Sergipe, Alagoas y Pernambuco.
La idea de los responsables de la campaña del exdirigente obrero fue ganar terreno en Río y ampliar la ventaja sobre el mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, su adversario en las urnas, en los estados del nordeste.
«Vamos a volver a hacer programas de inclusión social, hacer puntos de cultura en Río de Janeiro. Y vamos a volver a hacer las ciudades amigas, porque no sirve de nada que el país esté bien y las ciudades estén mal», afirmó el líder petista, quien visitó el municipio de Belford Roxo, en la Baixada Fluminense, y la comunidad del Complejo Alemán.
El exdirigente obrero cumplió con el recorrido tras anteriormente arrastrar multitudes en caminatas y mítines realizados en las regiones Sao Bernardo do Campo, Guarulhos, Campinas, todas en Sao Paulo, y en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sudeste).
Para el Partido de los Trabajadores, la elección se gana en la calle y resulta necesario ocupar plazas y avenidas para garantizar la victoria en las urnas.
Como parte de su gira, Lula encabezó después actos públicos y marchas en ciudades capitales como Aracaju (estado de Sergipe), Maceió (Alagoas) y Recife (Pernambuco), todas en el nordeste.
«Ese ciudadano (Bolsonaro) no gobierna este país. Descuidó la vacuna. Si hubiera dejado de ser ignorante y conversado con la ciencia y seguir la Organización Mundial de la Salud, tendríamos mucho menos muertos (cerca de 700 mil)» por la Covid-19, afirmó el exsindicalista en Pernambuco, estado donde nació y salió a los siete años huyendo de la sequía y el hambre.
Al mostrar confianza en su victoria en urnas, Lula envió un mensaje a Bolsonaro, que «no gobierna más y solo viaja, contando mentira».
Tendrá que tener la humildad de pasarme la banda presidencial en enero de 2023, cuando sea la ceremonia de traspaso de poder, vaticinó.
Lula, quien obtuvo en la primera vuelta un 48,4 por ciento de los votos, enfrentará en el balotaje a Bolsonaro, pretendiente del Partido Liberal que ambiciona reelegirse y resultó el segundo más votado el 2 de octubre, con 43,2 por ciento de los sufragios.
Ninguno de los aspirantes al poder logró en ese primer turno la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación brasileña para ser electo.
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