En esta ciudad los manifestantes intentaron llegar a la embajada de Estados Unidos liderados por el político y exsenador Moïse Jean Charles antes de ser reprimidos por la policía, que utilizó gases lacrimógenos.
No obstante, el también coordinador del partido Pitit Dessalines logró llegar a la sede diplomática junto a un grupo de simpatizantes y desde allí exigió la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, y la revocación inmediata del despliegue militar.
En otras ciudades como Les Cayes y Cabo Haitiano también se manifestaron miles de personas y criticaron al Gobierno por recurrir a una ocupación, a pesar de los resultados de las intervenciones anteriores que no solucionaron los problemas del país.
En esas urbes la policía también dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos y munición real, pese a que se reportaron protestas pacíficas.
Las movilizaciones en Haití ocurren cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas analiza una resolución propuesta por México y Estados Unidos para desplegar una misión ajena a la ONU en el país caribeño.
El canciller haitiano, Jean Victor Généaus, aseguró ante el plenario que los ciudadanos no viven, sino sobreviven, y señaló que más de cuatro millones de niños no pueden ir a las escuelas por la acción de las bandas y sus patrocinadores.
Sin embargo, para los detractores de una eventual intervención externa, solo los haitianos pueden solucionar sus problemas y alientan a las autoridades a reforzar la policía para enfrentar a los grupos armados.
rgh/ane