La delegación, según comunicó la vieja y controvertida organización, estará integrada por los cancilleres de Argentina, Santiago Andrés Cafiero; de Belice, Eamon Courtenay, de Ecuador, Juan Carlos Holguín, de Guatemala, Mario Adolfo Búcaro, y de Paraguay, Julio César Arriola.
A ellos se suman los viceministros de Asuntos Multilaterales de Colombia, Laura Gil, y de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Christian Guillermet, así como el excanciller de Paraguay Eladio Loizaga, representante de la Secretaría General de la OEA.
Si bien el anuncio indica que estarán en Lima la semana próxima, el representante permanente de Perú en la OEA, Harold Forsyth, dijo que no cree que pueda ser tan pronto, porque es necesario conciliar las agendas de cinco cancilleres, por lo que la llegada puede demorar un poco más.
El informe de la composición del grupo, que se propone tratar con todas las partes en conflicto, motivó diversas reacciones, como la de Norma Yarrow, congresista de derecha extrema,, quien no pudo ocultar su poco agrado por la presencia de Colombia, al señalar que se trata de un ministro de un gobierno afín a Castillo.
El embajador Forsyth, a su vez, evidenció optimismo por el hecho que el nivel de la delegación evidencia la importancia que la OEA da a la situación.
Entretanto, el fugitivo de la justicia boliviana como responsable de una matanza de campesinos, Carlos Sánchez Berzaín, cobijado en Estados Unidos, declaró sobre la gestión de la OEA en una entrevista a distancia con una televisora de extrema derecha.
El personaje afirmó que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, puede no ser la solución para el presidente peruano, Pedro Castillo, sino puede ser quien facilite su retiro, riesgo que ya advirtieron analistas locales, invocando los antecedentes históricos de la OEA y el expediente del mencionado funcionario.
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