El portal G1 recuerda que Lula recibió llamados y saludos por su triunfo de otros jefes de poder en el gigante suramericano y de líderes internacionales de Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, entre otros.
Según el sitio, tradicionalmente, los aspirantes al poder derrotados llaman al oponente y hacen una declaración pública reconociéndoles la victoria.
En 2018, por ejemplo, el entonces candidato Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), reconoció la victoria de Bolsonaro aún el domingo por la noche.
Justamente por temer el impacto en las relaciones exteriores de la postura irreductible de Bolsonaro, los asesores presionan al canciller Carlos França para intentar convencer al excapitán del Ejército.
Desde el descalabro, Bolsonaro no habla en redes sociales y no apareció para intercambiar opiniones con partidarios a las puertas del Palacio de la Alvorada (residencia oficial en Brasilia), como hizo casi a diario a lo largo de su mandato.
El grupo que defiende que el exoficial reconozca pronto el fracaso incluye al general Walter Braga Netto, exministro de Defensa candidato a vice en la fórmula derrotada; el ministro de Comunicaciones, Fábio Faria; el coordinador de la campaña a la reelección, Fabio Wajngarten; y el teniente coronel Mauro Cid, ayudante de orden del jefe de Estado.
Además, por supuesto, dirigentes del llamado Centrão (tendencia de centro). Líderes del núcleo político del gobierno de Bolsonaro, incluso ya llamaron al electo gobernante.
Como candidato del PT, el exsindicalista ganó el balotaje de este domingo con 50,90 por ciento de los votos válidos, mientras que el exmilitar, quien ambicionaba reelegirse por el Partido Liberal, obtuvo 49,10.
En la primera ronda de sufragio del 2 de octubre Lula recibió un 48,43 por ciento de las papeletas legales y Bolsonaro alcanzó un 43,20.
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