La Federación Nacional de la Policía Federal de Carretera y sindicatos afines a esa fuerza defienden en un comunicado el respeto a la justa comicial que dio la victoria al exsindicalista Luiz Inacio Lula da Silva.
«El resultado de las elecciones de 2022 expresa la voluntad de la mayoría de la población y debe ser respetado», indican las asociaciones, citadas por el portal G1.
Insisten en que la postura de Bolsonaro, «en mantener el silencio y no reconocer el resultado de las urnas acaba dificultando la pacificación del país, estimulando a una parte de sus seguidores a adoptar acciones de bloqueos en las carreteras brasileñas».
El derrotado mandatario sostiene este martes una reunión de emergencia con ministros y aliados para discutir el fin de los cierres de arterias nacionales.
De acuerdo con el sitio El Antagonista, «están en el Palacio de la Alvorada (residencia oficial en Brasilia) el ministro de Justicia Anderson Torres, el jefe de la AGU (Abogacía General de la Unión), Bruno Bianco, y el exministro de Defensa Walter Braga Netto».
También asisten el comandante de la Aeronáutica, teniente general del aire Carlos de Almeida Baptista Junior, y el exministro Rogério Marinho.
El Supremo Tribunal Federal (STF) ordenó a la Policía abrir las carreteras federales bloqueadas. Según un balance divulgado por la Policía, hay cierres en 227 autopistas federales.
«Las policías militares de los estados poseen plenas atribuciones constitucionales y legales para actuar ante esos ilícitos, independientemente del lugar en que ocurran, sea en espacios públicos y carreteras federales, estaduales o municipales», escribió el ministro Alexandre de Moraes, del STF.
Desde hace más de 36 horas, Bolsonaro guarda silencio tras su fracaso en la consulta de segunda vuelta del domingo y sigue sin admitir el resultado ni tampoco ha llamado, como se acostumbra, al jefe de Estado electo.
En la primera ronda del 2 de octubre, Lula, aspirante al poder por el Partido de los Trabajadores, ganó con 48,43 por ciento de los votos válidos, mientras que el gobernante de tendencia ultraderechista, quien ambicionaba reelegirse por el Partido Liberal, tuvo 43,20 por ciento.
Como ninguno de los políticos logró en ese pleito la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación para ser electo, disputaron el balotaje.
De manera muy cerrada, el hijo de la clase obrera volvió a triunfar en el segundo turno con un 50,90 por ciento frente al 49,10 del exmilitar.
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