Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal jefe en Panamá
Imágenes de unos niños de la Escuela Los Almácigos, en la isla de Cebaco -occidental provincia de Veraguas, al sur del golfo de Montijo, en el océano Pacífico-, desfilando con la bandera tricolor en alto se hizo viral en las redes y apuntó hacia la necesidad de fomentar en los planteles el amor a la nación desde las familias.
La solemnidad de los actos protocolares marcó el inicio de la conmemoración de los 201 años de independencia de España y los 119 de la separación definitiva de Colombia.
Al respecto, la directora de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura, Emma Gómez, opinó que las efemérides no deberían ser una celebración circunscrita solo a noviembre, es un valor de todos los días.
Para la funcionaria se trata del civismo, del patriotismo necesario cultivado desde la familia, la escuela, el amor al país, pero es también el desfile, los trajes típicos, las coreografías y los ritmos que se interpretan.
Por primera vez después de dos años con restricciones por la Covid-19, este 2022 de manera presencial participan las bandas o colectivos artísticos, dijo Gómez; el solo hecho de asistir como público a los desfiles y otros actos protocolares, como las dianas o la solemne izada de la insignia nacional, es también una expresión del entusiasmo y voluntad de construir futuro.
En la capital del istmo, los tradicionales espectáculos concentrados los días 3 y 4 de noviembre a lo largo de las céntricas avenidas de calle 50 y la Cinta Costera, reunieron a bandas de música, coreografías y diversas agrupaciones escolares que mostraron sus tradiciones entre cantos y danzas típicas.
Para la historiadora Maixa lasso, estas fechas recuerdan a aquellos panameños fundadores de la nación y su firme disposición de alcanzar un mejor país, con autodeterminación y soberanía, lo que deberá venerarse.
Hasta el 28 de noviembre similares actividades se realizarán en todo el país, con actos centrales además en la oriental Colón, La Villa de Los Santos y los distritos de La Chorrera (Panamá Oeste) y Boquete (Chiriquí).
La independencia de Panamá fue el proceso emancipador desarrollado entre el 10 y el 28 de noviembre de 1821, por el cual el territorio rompió los lazos que existían con el imperio español, dando así término a más de 300 años de vida colonial.
POR MÁS DIVERSIDAD CULTURAL
La ministra de Cultura de Panamá, Giselle González, es otra convencida de que las fiestas patrias son apenas otro un esfuerzo por difundir y valorar la amplia diversidad de manifestaciones artísticas, lo cual debe ser celosamente protegido por los jóvenes, en tanto símbolo de identidad.
En ese sentido dijo a medios de prensa que la estrategia es ampliar durante todo el año el orgullo nacional presente este noviembre en defensa de la multiculturalidad.
También la funcionaria abogó porque en los 365 días del año los panameños puedan sentir orgullo de sus bailes, de los sabes originarios, de los trajes típicos como las polleras, o el tambor de la caribeña Colón.
CONSTRUIR UN MEJOR PAÍS
La urgencia del diálogo social para construir un mejor país y la migración irregular sobresalieron en los discursos de los oradores en estas fiestas patrias.
Luego de las dianas matutinas y de izarse de la bandera en la Presidencia de la República, el propio jefe de Estado, Laurentino Cortizo, asistió a una misa que ofreció el Arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa.
Allí el prelado se refirió nuevamente a la continuidad de pláticas con organizaciones populares que protestaron en julio último contra el alto costo de la vida y afirmó que la Iglesia católica realiza esfuerzos por encontrar la figura del mediador de una segunda fase, cuyo comienzo fue postergado.
Ulloa señaló que solo de esa manera se podrían tomar decisiones “consensuadas” entre todos los sectores que contribuyan a mejorar la calidad de vida de quienes habitan en el país.
En el tedeum en la Catedral Basílica Santa María La Antigua, el líder religioso se refirió además a la actual crisis migratoria e indicó que esta no puede ser atendida de forma unilateral, sino que debe ser un trabajo en conjunto con los países hermanos para encontrar una salida humanitaria.
Al respecto, el mandatario panameño indicó que entre las más de 200 mil personas que transitaron por Panamá en lo que va de año con destino a Estados Unidos, se vio un reciente incremento haitianos y ecuatorianos.
Sobre este asunto, Cortizo resaltó que tanto el trabajo interinstitucional como el que se haga con otros países es fundamental y alabó acuerdos de los directores de Migración de Panamá, Costa Rica y Colombia, junto a funcionarios norteamericanos, reunidos en esta urbe, quienes sostendrán un próximo encuentro.
Organizaciones populares y sindicales aprovecharon también su turno en los desfiles para reclamar equidad y justicia social.
Quizás ajena a esas complejidades de la política, la panameña Vedelka Romero tomó sillas móviles y paraguas para salir temprano acompañada de sus familiares a deleitarse con los desfiles de la calle 50.
No me quiero perder el paso de las bandas y en particular en la que participan mis sobrinos y nietos, dijo a Prensa Latina.
“Es una tradición rendir homenaje a la Patria y, gracias a Dios, ahora de manera presencial tras dos años de pandemia; debemos cultivarla desde la casa, de generación en generación, sin olvidarnos de la escuela”, remarcó.
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