En un acto público, el mandatario hizo una nueva invocación a que el Congreso y el Parlamento caminen juntos, lo que implica que dejen atrás la polarización actual, en la que el segundo ha emprendido un nuevo intento de destituir a Castillo, esta vez por una supuesta “traición a la patria”.
“Me gustaría caminar junto con las bancadas parlamentarias y desde acá las convoco”, dijo en la inauguración de un centro médico estatal en el municipio de Cieneguilla.
Aludió así, sin más detalles, al pedido del primer ministro, Aníbal Torres, de que el Congreso lo reciba a fin de plantear la cuestión de confianza, para que el Congreso acepte debatir y aprobar la derogación de un proyecto de ley presentada por el Ejecutivo hace siete meses, que recorta las posibilidades de que el Ejecutivo plantee esa medida.
Torres señaló que el restablecimiento del equilibrio entre ambos poderes permitirá el diálogo que deje atrás la crisis determinada por la polarización actual y el constante intento opositor de usar su poder parlamentario para debilitar y destituir a Castillo.
Según la constitución, la negación de la confianza solicitada obliga a la renuncia del gabinete ministerial en pleno y, de repetirse ese desenlace, el presidente quedará facultado para disolver el Parlamento.
La junta directiva del Parlamento, que al día siguiente del anuncio de Torres no había decidido una respuesta al primer ministro, postergó el pleno congresal de mañana, en el que debía tratar el emplazamiento de Torres, sin precisar la nueva fecha. Un comunicado de la junta afirmó que los altos mandos policiales le advirtieron en una visita al palacio legislativo sobre la posibilidad de actos de violencia en una marcha popular contra los intentos de destituir al presidente.
El vocero del partido neoliberal Fuerza Popular, Hernando Guerra-García sostuvo que la iniciativa de Torres es una cortina de humo y una maniobra en vísperas de la llegada de una misión de la OEA pedida por el Gobierno para evaluar la crisis peruana y considerar si brinda sus buenos oficios para un diálogo de concertación.
Guerra-García dijo que el pedido de confianza debe ser ignorado por improcedente y hasta amenazó con acusar a Torres de infracción contra la Carta Magna.
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