El agricultor que no tiene un ingreso digno tarde o temprano destruirá la tierra y luego migrará hacia la ciudad, explicó su director general, Manuel Otero, durante el panel «Llevando alimento a la mesa durante la crisis», en el marco de la la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27).
«Un mesero en Nueva York gana 20 veces más que un agricultor en Centroamérica. Eso no es justo ni correcto. Si no lo corregimos, el círculo vicioso se perpetuará», insistió.
Aunque son los consumidores los que definen las tendencias de producción y comercialización de alimentos, exhortó a no dejar de lado el rol crucial de los agricultores, que se puso de manifiesto durante la pandemia de Covid-19.
Explicó que, como parte de la cadena productiva, para tener alimentos en las mesas necesitamos tener agricultores en las zonas rurales. “Y para que los alimentos sean saludables necesitamos que haya salud, bienestar y prosperidad en el campo”, dijo.
Por tanto, la calidad de vida en las ciudades depende de la calidad de vida y la prosperidad en el campo, argumentó.
Durante el debate, la académica de larga experiencia en el desarrollo agrícola de Asia, Purvin Mehta, coincidió en que el gran desafío de la agricultura es garantizar los ingresos de los agricultores.
Hay una enorme oportunidad en la diversificación de la producción, ya que hoy casi el 70 por ciento del financiamiento agrícola se concentra en apenas 11 productos básicos, sugirió.
El panel, organizado por la Fundación World Food Prize, abordó además temas como el rol de la ciencia en la transformación de los sistemas agroalimentarios, las prioridades de investigación para garantizar la producción y los retos para asegurar su sostenibilidad.
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