Testigos de ese hecho comunicaron a la publicación que los individuos dispararon de forma sorpresiva contra los agentes del orden en un puesto de control ubicado en la localidad de Nkanu West.
Los policías recogían dinero de la gente de Okada y de los conductores de autobuses cuando los desconocidos los atacaron, declaró un residente local, quien se identificó como Ifeanyi.
En la propia comunidad de Nkanu West, en octubre pasado delincuentes armados atacaron otra instalación de control policial, acción en la que perecieron dos uniformados.
Medios televisivos reportaron también, que en otra acción por separado, pistoleros abatieron en el sureño estado de Enugu a un excomisario de Desarrollo Rural, cuyo nombre no fue revelado, y su hermano, por motivos que se desconocen hasta el momento.
Como muestras de la inseguridad reinante en este país, el más poblado de África con más de 200 millones de habitantes, las autoridades nigerianas dieron cuenta la víspera que la semana anterior en el norteño estado de Zamfara bandidos secuestraron al menos a 44 civiles.
A cambio de la liberación de los raptados, los entes delincuenciales en Nigeria suelen exigir pagos de rescate.
Ante el repunte de la violencia en diversas zonas del país, sobre todo norteñas donde radica el grupo extremista Boko Haram, el Gobierno de Abuja dictaminó en meses recientes el despliegue en esas demarcaciones de un mayor número de efectivos de las fuerzas de seguridad.
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