De acuerdo con el estudio que refleja el diario La Prensa, a nivel global los sueldos se vieron afectados por la Covid-19, la inflación y una menor actividad económica que impactó el flujo de caja y la operatividad de las empresas privadas y las arcas de los Estados.
También la OIT reveló que se incrementaron los niveles de pobreza, desigualdad y malestar social entre 2020 y 2021, a lo que se suma este año el efecto de la inflación y la desaceleración de la economía por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Entre 2019 y 2022 (primer semestre) el índice del Gini que mide la concentración de los ingresos de los habitantes, refleja en el caso de Panamá un incremento de la desigualdad económica de la población, al pasar de 36,8 en 2019 a 40,4 en 2022.
En promedio, en el istmo los salarios se redujeron 18 por ciento en 2020, el peor año de la pandemia, mientras que la inflación aumentó 1,3 por ciento, pero entre 2020 y 2021 se acentúo esa pérdida del salario real, que se redujo 26,2 por ciento, de acuerdo con la investigación.
Entre agosto de 2019 y septiembre de 2020 la población ocupada disminuyó en 288 mil 951 plazas de trabajo llevando la pasa de desempleo de 7.1 a 18.5 por ciento.
En ese momento la plantilla estatal aumentó y el empleo asalariado privado se redujo en 363 mil 920 trabajadores. Si se considera que más de 284 mil trabajadores fueron suspendidos, se puede afirmar que en el primer año de pandemia (2020) tres de cada cuatro empleos formales de la empresa privada desaparecieron o fueron suspendidos.
Para finalizar 2021 la tasa de desempleo se redujo y cerró en 11,3 por ciento. Para esa fecha se mantenían sin empleo 222 mil 80 personas. En abril 2022, la tasa de desempleo se ubicó en 9,9 por ciento, equivalente a 202 mil 76 personas desocupadas.
El tema ha sido eje de protestas sociales que en julio de este año paralizaron al país centroamericano y obligaron al Gobierno a sentarse en una mesa única de diálogo, cuyos primeros acuerdos aún están por cumplirse en su totalidad, además de que se defina el inicio de una segunda fase de esas conversaciones con la participación del sector privado.
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