Además de tratar temas de interés de los dos países, Lula y Sullivan deben concertar detalles de la visita del fundador del Partido de los Trabajadores a la nación norteña.
El viaje de Lula a Estados Unidos todavía no tiene fecha prevista, pero puede concretarse después de la graduación (certificar su victoria en urnas) por el Tribunal Superior Electoral, agendada para el 12 de diciembre.
Durante una entrevista el viernes, el gobernante electo adelantó que, en un confirmado encuentro con el presidente estadounidense, Joe Biden, hablará sobre democracia y dirá que no hay necesidad de guerra en Ucrania.
Según el portal G1, también deben tratar acerca de la relación bilateral, pues los dos tienen «mucho para conversar» porque Estados Unidos y Brasil «padecen de una necesidad democrática», en razón de las gestiones de los derrotados mandatarios, el republicano Donald Trump, y el ultraderechista Jair Bolsonaro.
En un comunicado, el gobierno norteamericano informó que el consejero de Biden discutirá la relación entre los países y formas de trabajo conjunto en áreas como seguridad alimentaria, inclusión, migraciones, democracia y combate al cambio climático.
Precisó asimismo que los encuentros suceden a la conexión que Biden hizo con Lula tras el triunfo electivo, en la cual el demócrata se comprometió a mantener canales de comunicación abiertos durante la transición de gobierno.
La Casa Blanca confirmó el viernes el encuentro del asesor de Biden con Lula, pero no citó a Bolsonaro.
«Sullivan se reunirá con el secretario de Asuntos Estratégicos de Brasil, almirante Flávio Rocha, el presidente electo Lula da Silva y el senador Jaques Wagner», corroboró en un mensaje la portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, Adrienne Watson.
Admirador de Trump, el excapitán del Ejército tardó 30 días en reconocer el éxito electoral de Biden, en 2020, uno de los mayores errores diplomáticos cometidos por él y que alejó a Brasil de su segundo mayor socio comercial, advierte el diario Correio Braziliense.
Tras ser derrotado por Lula en la segunda vuelta de sufragio del 30 de octubre, Bolsonaro aún no saludó al presidente electo y adoptó desde ese fracaso la reclusión y el silencio.
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