Divulgado el lunes por la Fundación Guillermo Manuel Ungo (FundaUngo), el sondeo revela que el 67 por ciento de la población dejó de comprar algunos alimentos debido a los altos precios, pese a sus controles y revisiones establecidos por instituciones gubernamentales.
Eso indica que el país, como una gran mayoría de naciones, enfrenta serios retos para salir de la crisis calentada por las principales economías del mundo.
Por ejemplo, en El Salvador, que depende en gran medida de las importaciones de sus vecinos más cercanos en algunos alimentos como granos básicos, carnes, frutas y verduras, los precios subieron el último año.
El alza de la canasta básica y el costo de la vida por tanto ser convirtieron en ese período en fuente de preocupaciones, no obstante algunas medidas de alivio previstas por el gobierno del presidente Nayib Bukele que, por ejemplo, lleva meses sin subir los precios de los combustibles.
Cuando está por concluir 2022, la inflación, la pobreza y el bajo crecimiento económico, según estadísticas oficiales, son elementos que algunos expertos valoran que pueden afectar los planes de reelección del mandatario en 2024.
La pesquisa de Fundaungo acuña esa posibilidad cuando señala que el 62.2 por ciento de los preguntados dijo que el tema económico es el principal problema que tiene el país, superando incluso asuntos como la seguridad, para muchos una de las palancas que empujarán la reelección de Bukele en 2024.
La encuesta divulgada la víspera ejemplificó que tres de cada 10 personas veían la economía como su principal problema en 2020, pero ahora esa percepción se duplicó a seis de cada 10.
En 2022 el medidor es más alarmante, pues el 75.1 por ciento de los preguntados siente que se incrementó el costo de la vida y hasta un 88.9 por ciento valora la subida del precio de la canasta básica como un gran problema.
Hace algunas semanas, una salvadoreña ilustró la situación cuando decía que el consumo de huevo, un alimento muy socorrido, se convirtió en algo lujoso, lo que hasta cierto punto ilustra por qué el 62.9 por ciento de la población redujo la cantidad de comida que consume para poder compensar el alto costo por adquirir alimentos, según precisó la pesquisa.
En general, la situación es alarmante atendiendo a que el muestreo encontró que el 21.3 por ciento (uno de cada cinco) de las personas consultadas dijo que eliminaron al menos una comida al día a causa de la crisis.
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