Los crímenes ocurrieron a principios de junio en la Tierra Indígena Valle de Javari, norteña región de la Amazonia.
Después de los hechos de sangre, Colombia fue apresado in fraganti por uso de documentos falsos al ser escuchado en la comisaría del municipio amazónico de Tabatinga sobre presunta participación en los parricidios.
Pese a negar su participación en las muertes, una de las líneas de investigación de la PF es que Colombia, quien también sería un traficante de drogas, compra pescado ilegal a delincuentes de la zona.
En octubre, el Tribunal Federal de Amazonas autorizó la liberación del sospechoso mediante el pago de una fianza, sin embargo, volvió a ser arrestado por violar las normas impuestas para la libertad provisional.
Colombia también responde a un proceso criminal por sospecha de liderar una organización criminal que se dedica a la pesca ilegal en el Valle del Javari.
El hombre fue enviado a la audiencia de custodia y luego regresará a la unidad de prisión. La PF informó que va a solicitar el traslado de Colombia a una prisión federal para evitar una nueva fuga.
Phillips, colaborador del diario The Guardian, y Araújo desaparecieron cuando hacían una expedición para una investigación en Valle del Javari.
Fueron vistos por última vez el 5 de junio, cuando pasaban en una embarcación por la comunidad de San Rafael. Desde allí, se dirigían a Atalaia do Norte. El viaje de 72 kilómetros debía durar solo dos horas, pero nunca llegaron a su destino.
Los despojos de ambos aparecieron el 15 de junio en un área señalada por el pescador detenido Amarildo da Costa Oliveira, conocido como Pelado, quien confesó haber enterrado los cadáveres próximo a Atalaia do Norte, en un remoto bosque a orillas del río Itacoaí.
Otro sospechoso, ya detenido, es el hermano de Pelado, Oseney Oliveira, apodado Dos Santos. Además de los tres detenidos, otros cinco sospechosos fueron identificados por estar implicados en encubrir los restos de las víctimas.
El 24 de junio el cuerpo del indigenista fue cremado en el estado de Pernambuco (nordeste), en un doloroso ambiente marcado por oraciones y rituales indígenas.
Dos días después se celebró el funeral y la cremación de los despojos de Phillips en un cementerio de la ciudad de Río de Janeiro.
El Parlamento Europeo aprobó una resolución condenando los crímenes y pidió a «las autoridades brasileñas que realicen una investigación exhaustiva, imparcial e independiente sobre estos asesinatos y garanticen que ellos cumplan íntegramente el debido proceso en todo momento».
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